La extravagante historia de los acaudalados hermanos estadounidenses Homer y Langley Collyer, enterrados bajo casi 200 toneladas de objetos desechados -la mayoría periódicos-, es el origen de una profunda reflexión por parte de la artista castellonense Alejandra de la Torre. Cuáles son nuestros hábitos acumulativos como sociedad, pero también como individuo, y sus efectos nocivos motivó a esta artista a crear una instalación bajo el sugerente título de ‘La belleza de la acumulación’.
Alejados de la premisa de acumular en exceso por sus efectos perjudiciales, Alejandra concluye que sí podemos salvar de nuestra hoguera emocional algunos objetos (recuerdos cosificados) que nos atan a nuestro pasado, nos enraízan y nos definen. Y así nace esta instalación que se expande desde un objeto primigenio (una mesa blanca de bordes mixtilíneos) para saturar por completo el espacio que la rodea. Funciona como una masa, sin forma predefinida, siguiendo el mismo principio que la acumulación. Objetos cotidianos, o más bien la representación plástica de esos objetos, toman forma robando el espacio, asfixiando el ambiente. La bicromía blanco y negro dominante en la pieza (con alguna concesión al gris) le confiere una elegancia, además de unificar el conjunto.
El crecimiento orgánico de esta obra es fascinante pues desde su nacimiento en 2011 la pieza cambia, muda, pierde objetos para dar la bienvenida a otros. En el caso de su instalación temporal en una de las salas del Museo de Arte Contemporáneo Aguilera Cerni (MACVAC) la pieza además juega con algunas obras del museo incorporándolas a su repertorio.