En el siglo XIX, en la Francia rural, un castillo nunca existe solo. Está rodeado de dependencias que le permiten subvenir a sus necesidades: un huerto, un gallinero, una perrera, establos, una guarnicionería, un parque, bosques, tierras agrícolas... Debido a la falta de mantenimiento, muchas grandes propiedades perdieron estos edificios que modelaban los paisajes de nuestro campo. El dominio de Tournelay tiene la suerte de haberlos conservado, siempre en actividad.
Venga a descubrirlo en familia o con amigos. Siga a su ritmo el recorrido del visitante... Los propietarios estarán allí para darle la bienvenida y responder a sus preguntas.
- Ruta-descubrimiento: pasando por el huerto...
En la finca de Tournelay, verá gallinas que ponen en sus pajareras, perros que ladran esperando su sopa, tomates que maduran bajo los invernaderos, manzanos de espaldera que producen para el invierno, rosas para los ramos, pintadas, calabazas, ¡hierbas aromáticas para los remedios de la abuela e incluso un molino de viento para bombear el agua! He aquí un testimonio único sobre la vida de los dominios de antaño que funcionaban en perfecta autonomía. Hoy en día, este ecosistema aparece como un precursor singular de los circuitos cortos, los cultivos razonados y las energías renovables.
- Paseo libre en un parque de 30 hectáreas
Elija el camino que prefiera para pasear o caminar por el parque de diversas especies. Usted encontrará estanques, senderos sombreados, bambú, cedros centenarios, un sendero a orillas del río, bancos, puentes, vistas del castillo en un bosquecillo y una fauna de una increíble diversidad. ¡Abran los ojos y los oídos!