Entre las nuevas herramientas que surgieron a principios del siglo XXI y que se pusieron a disposición de arqueólogos y arquitectos, se encuentran el dron y los considerables progresos realizados en informática. La llegada de la 3D a la arqueología fue primero una revolución tecnológica que ofrecía una herramienta de comunicación y valorización al público, antes de convertirse en una herramienta de investigación cada vez más potente. Los programas informáticos y los protocolos de tratamiento evolucionan, se diversifican y se adaptan a las necesidades de los estudios. Diversas disciplinas utilizan estos métodos para aportar nuevas soluciones a las limitaciones a las que se enfrentan. Esta intervención presentará la contribución de estas nuevas tecnologías a investigaciones llevadas a cabo en varios sitios normandos, en particular en el estudio del edificio, para trabajos sobre la metalurgia antigua y los resultados de la modelización 3D de edificios medievales.