En el corazón de un barrio costero cerca del centro de Cancale se afirma una casa original tanto en su arquitectura como en sus prestaciones térmicas.
La necesidad de los promotores permitió realizar la casa del lado Oeste del terreno y del otro lado un local profesional.
El patio donde se colocan los coches y bicicletas permite hacer la conexión entre estos dos volúmenes.
La casa ofrece en la calle una fachada y unos piñones revestidos de paneles de cemento de un color blanco roto en armonía con el color de las juntas de piedra de las casas vecinas.
El proyecto se basa en el diseño pasivo (orientación bioclimática, calidad del revestimiento térmico y ventilación de doble flujo).
La huella ecológica de esta construcción muy aislada se minimiza por su muy bajo consumo energético en necesidad de calor para el invierno (7 kWh/m²/año). En verano la construcción está protegida del sobrecalentamiento veraniego por sus brisas sol orientable.
Así, esta casa pasiva no sufre grandes variaciones de temperatura en el interior, es por esta razón que no necesita un sistema activo como una calefacción o un aire acondicionado para funcionar.
Además, gracias a la VMC de doble flujo, los habitantes disfrutan de un aire sano constante.