Los visitantes, pequeños o grandes, descubren Fontenay-le-Comte, provistos de auriculares. Están acompañados por un curioso personaje, especie de amigo invisible e imaginario, que los guiará a medida que pasean. Salga al encuentro de Tanagrau, el gigante del Hotel de la Pérate, de la Dormeuse de Chaix, de las Ondinas que pueblan el río Vendée, de un pequeño mulo que idolatra al General Belliard o incluso de dos gallos que se invectivan a lo largo de los siglos sobre nuestras cabezas... ¡!