En el corazón de Uzège, en Sanilhac-Sagriès, se alza una extraña torre que data del siglo XII: la Tourasse, último vestigio del castillo original del pueblo. De un aspecto austero y amputada de sus tres niveles superiores, permanece desconocida y olvidada. Sin embargo, alberga un tesoro que merece ser expuesto y preservado. Probablemente en el siglo XV se construyó un palomar en el primer nivel del edificio. Este tiene 325 bolas excavadas en las piedras de paramento en las cuatro caras. El equilibrio y la armonía del conjunto se conjugan con un estado de conservación raro, sin haber sufrido la menor modificación desde su creación. El palomar tiene un acceso exterior independiente gracias a una escalera de piedra. En la planta inferior hay una bóveda románica y arqueros con múltiples dovelas, también notables y muy bien conservadas.