Montfaucon: una bastida medieval rica en la calidad de su patrimonio y de su historia
En 1286, Pons de Gourdon, señor de Labastide Fortanière, concedió a los ingleses, a petición del rey de Francia, el Pech de Montfaucon. Allí establecieron una ciudad administrativa con una disposición en trazado ortogonal. Durante la Guerra de los Cien Años, la ciudad fue ocupada y no fue retomada por los franceses hasta 1440. Gracias a una carta firmada por el rey, el pueblo conoció años de prosperidad y disfrutó de privilegios adquiridos durante la ocupación inglesa, como la independencia de los señores locales y la exención de impuestos. Los habitantes gozaban de libertad de establecimiento, comercio y justicia. Aunque la revolución suprimió estas ventajas, esto tuvo pocas consecuencias y la aldea se convirtió en capital de cantón.
La instalación de un seminario menor por el obispo de Cahors reforzó esta prosperidad. Muchas casas se convirtieron en tiendas, hoteles y cafés. El presbiterio fue ampliado y un convento de monjas se instaló al pie del pueblo.
La separación de la Iglesia y el Estado puso fin a este período de prosperidad. El edificio del seminario permaneció desocupado hasta que fue ocupado por los PTT (Correos, Telégrafos y Teléfonos) que lo transformaron en sanatorio. Hoy en día es un centro reconocido de rehabilitación funcional. Bajo Napoleón III, Labastide Murat fue designada como la nueva capital de cantón, Montfaucon se durmió. Paradójicamente, esto ha preservado su arquitectura, y el pueblo, ahora renovado, es un magnífico ejemplo de bastida.