Los monumentos históricos pueden ofrecer a la persona que se apasiona por ellos una amplia gama de oficios gratificantes y buscados.
Desde la materia prima, la piedra, el hierro, la madera se dejan moldear por el artesano y se convierten en obra monumental, arquitectónica, vernácula o escultórica.
Pero para alcanzar la destreza de su gesto y el placer de la obra, el artesano, a menudo, se forma joven. Él o ella aprende, observa, dibuja, trabaja una y otra vez... para heredar conocimientos y técnicas ancestrales que él o ella pueda hacer evolucionar al ritmo de las técnicas contemporáneas del digital.
Con motivo de estas 40 Jornadas Europeas del Patrimonio dedicadas al «Patrimonio Vivo», al pie del puente del Gard, gigante de piedra si es que lo es, que con la colaboración de los Compañeros del Deber y del Tour de Francia, el Sitio del Puente del Gard propone a su público venir al encuentro de los aprendices compañeros para descubrir un proceso vivo de patrimonio vivo.