Tratando de compensar la ausencia de los hombres que salieron a la batalla entre 1914 y 1918, las mujeres son omnipresentes en las fábricas, los campos y las viñas, o en las escuelas. Muchas de ellas fabrican proyectiles o atienden a los heridos en los hospitales militares de Villefranche y Alix. Entre 1939 y 1945 se enfrentaron a la escasez de alimentos. Algunas fueron deportadas o tuvieron que huir. Otros se comprometen a arriesgar su vida como resistentes. En Chasselay, se movilizan ante la masacre de los tiradores senegaleses en 1940. La exposición, realizada con la asociación Ecobeauval, se interroga sobre los testimonios que estas mujeres han dejado, y sobre las miradas que los historiadores y el Estado ponen sobre ellas, algunas de las cuales, de Salles-Arbuissonnas a Pommiers, son reconocidas como Justas entre las naciones.