¡Tres exposiciones fuera de lo común y un antiguo presbiterio del siglo XVII por descubrir!
Esta curiosa rectoría ha conocido mil vidas. ¡Desde hace ocho años presenta a artistas marginales (ingenuos, brutos y singulares) en un ambiente único!
Un presbiterio deshabitado en peligro de extinción, perdido en el campo. Una colección desconocida de lienzos de una pintora ingenua limusina, de principios del siglo XX...
¿Qué tienen en común? Su doble rescate, gracias a la creación de un museo dedicado a los artistas atípicos: los que salen del cuadro, que se alejan de los códigos y de las normas.
Aquí se da lugar a los marginados, a los marginados, a la diferencia.
Aquí nos tomamos el tiempo para dialogar, intercambiar y comprender a estos creadores que han dedicado gran parte de su vida al arte, con sus propios medios, a menudo modestos.
Se pasa la puerta de un venerable edificio contiguo a la iglesia, más bien monumental para este pequeño pueblo, y se descubre un lugar que une lo antiguo y lo moderno, mezclando techos a la francesa, piedra tallada, revestidos de cal y hormigón estampado con un bello aspecto de madera en bruto.
El Museo Cécile Sabourdy valoriza sus obras en exposición, pero también su arquitectura singular y participa todo el año en la animación cultural del territorio.
Una pequeña pepita para descubrir con motivo de las Jornadas Europeas del Patrimonio, ¡un fin de semana festivo y gratuito!