El artista Christophe Doucet es invitado a apoderarse de diferentes espacios del MECA a través de un recorrido escultórico.

Viviendo y trabajando en el departamento de las Landas, este antiguo forestal ha hecho de su proximidad a los árboles, la madera o incluso la naturaleza, sus temas de estudio, que agota y explora mediante el trabajo de materias y escalas en un estilo figurativo y escalonado.
Christophe Doucet se interesa por lo que le rodea y elige sus materiales en función de lo que está disponible en el lugar donde está. La madera está muy presente en su trabajo porque vive en el campo, cerca de los bosques que conoce bien.
El artista trabaja en serie, aborda una misma «entidad», la naturaleza, pero de maneras diferentes. En una serie, cada pieza es diferente porque no toman la misma forma, pero una no reniega de la otra porque la fuente de inspiración es común, emanan de una misma «entidad». Christophe Doucet viene a poner diferentes miradas sobre una misma cosa.
"Al plantar su bosque de esculturas gigantes en el MECA, Christophe Doucet quisiera confrontarnos con nuevas figuras que vendrían a reemplazar inesperadamente a las antiguas, las de la familia de los Apollon y de las Venus, para dibujar un mundo menos antropocéntrico y más abierto en su dimensión cosmogónica (porque desde el cielo, la otra Osa Mayor nos contempla). Culmina así la idea de universalidad, lo que sin duda le gusta porque el uso del culbuto como herramienta garantiza todos los rebotes. Como las liebres saltan." Claire Jacquet