La exposición destaca la obra de Gaston Vuillier, cuyo trabajo y nombre quedan íntimamente relacionados con la Corrèze.

Fascinado por el grandioso espectáculo que ofrecen las cascadas de Gimel, Gaston Vuillier, pintor, dibujante y viajero, deja sus maletas y decide instalarse en el pueblo de Gimel a finales del siglo XIX. Además de representar incansablemente los paisajes tumultuosos y escarpados del sitio, el artista se interesa por los hombres y mujeres que los habitan. Ganando su simpatía y su confianza, accede a las prácticas misteriosas de aquellos. En el marco de un reportaje, «Entre los magos y hechiceros de Corrèze», Gaston Vuillier propone una verdadera investigación consagrada a las «medicinas», ritos y creencias locales, dando cuenta por escrito y la ilustración de sus encuentros y discusiones con diferentes metzes, así como de los procedimientos que éstos aplican, tanto para curar como para hechizar.