La iglesia de San Pedro de Courcerault que se puede visitar excepcionalmente este fin de semana con motivo de las Jornadas Europeas del Patrimonio es un hermoso edificio de origen románico (siglos XII-XVI) realzado por un campanario neorrománico en el siglo XIX. La iglesia es rica en numerosos elementos muy notables: el altar mayor, constituido por un retablo mayor de estilo Luis XIII, y el tabernáculo galbé de estilo Luis XV, están inscritos en el inventario suplementario de los monumentos históricos, las magníficas vidrieras del siglo XIX, firmadas por Lorin de Chartres, fueron restauradas en 2020. Pero la obra que llama especialmente la atención del visitante es su bóveda artesonada pintada en fresco por el abad Vingtier, artista y ebanista de formación, párroco de la parroquia de 1884 a 1898, que esculpió también para su iglesia los sillares del coro y la mesa de comunión (inscritas en los monumentos históricos).