Las colecciones del museo y este cuidado nuevo de su diálogo con el medio ambiente, orientan en parte la programación de las exposiciones. En la prolongación de las exposiciones «Olas», «Las nubes, por ahí... las maravillosas nubes», «Impresión(s), sol», el Muma propone este verano una exposición dedicada al viento, un meteoro cuyos efectos «reales» se pueden observar desde los ventanales del museo, y en todas las variaciones de su potencia, teniendo la posibilidad de examinar los efectos «representados» en las obras colgadas en salas (Boudin, Courbet, Renoir...).
¿Cómo pintar el viento? ¿Cómo representar lo que en esencia es invisible? Desde que el viento impone su omnipresencia, su fuerza, sus rabias, pero también sus beneficios a la humanidad, ésta se interroga sobre la manera de representarse a sí misma y de representar este elemento tan familiar como escurridizo. Lo sentimos, lo sentimos, pero es solo por
los efectos que produce en el mundo visible que se percibe.
La exposición El viento. «Lo que no puede ser pintado» estudia las soluciones aportadas por los artistas a la cuestión de la representación del viento, al desafío que lanza: «¿cómo representar lo invisible? » Pluridisciplinar, abarca un período amplio, desde la Antigüedad hasta el período contemporáneo, porque hay que esperar a la invención del cine, único capaz de captar el movimiento en su duración, para que el viento ya no sea sugerido por su imagen fija.
Cerca de 150 obras de Dürer, Goya, Hokusai, François Gérard, Turner, Corot, Hugo, Daumier, Millet, Nadar, Boudin, Daum, Monet, Renoir, Gallé, Anquetin, Steinlen, Sorolla, Vallotton, Minminck, Dutigaïn, Gil, Gil, Gil, Gilbert, Gil, Gil, Alexandre Hollan, Jeff Wall, Bernard Moninot, Philippe Favier, Éric Bourret, Véronique Ellena, Jean-Baptiste Né...