La capilla de Santa Ana, situada al sur del deambulatorio de San Eustaquio, se benefició en el siglo XIX de la gran campaña de restauración llevada a cabo, tras un incendio en la iglesia, por el arquitecto de las lonjas Victor Baltard. En esta ocasión, de 1849 a 1855, la capilla fue adornada con un ambicioso decorado pintado dedicado a la madre de la Virgen por el pintor Hippolyte Lazerges. Sin embargo, debido a las numerosas infiltraciones de agua, estas obras habían perdido su legibilidad y estaban en gran peligro. La restauración llevada a cabo por la ciudad de París, que se inscribe en un programa plurianual, se completó en la primavera de 2022. Es, por tanto, el origen de un verdadero renacimiento para estas obras maestras de la pintura monumental, demasiado poco conocidas. »
Dos visitas dedicadas a esta capilla se proponen a las 10h y 11h.