Testigos insólitos de la historia local, los patés de Sézanne, situados en el borde de la ciudad, relatan cómo, hace más de un siglo, la actividad humana dio forma a estos espacios.
Pero sobre todo, albergan un patrimonio natural excepcional: brezales de callunes, lagunas de plantas acuáticas notables, libélulas y anfibios, como el tritón crestado muy raro, cuyo macho enarbola una cresta dorsal que lo hace parecer un pequeño dragón.
Venga a descubrir este lugar de la biodiversidad inscrito en la red europea Natura 2000, en compañía de una animadora del Conservatorio de espacios naturales de Champagne-Ardenne.