Desde los orígenes, la vida de Ajaccio está muy marcada por su relación con el agua, ya sea potable o de mar. El sitio de Saint-Jean se urbaniza desde la antigüedad no lejos de las orillas del río Arbitrone que nace en el valle de Saint-Antoine que está dedicado durante mucho tiempo a las actividades agrícolas. El agua potable se convirtió en una de las preocupaciones de la República de Génova cuando la construcción de la ciudadela comenzó en 1492. Si los problemas de seguridad de la ciudad se resuelven parcialmente, la falta de agua se hace sentir rápidamente y representa un freno al desarrollo de la ciudad hasta el plan de urbanismo de Napoleón a principios del siglo XIX. Paralelamente, se explota la actividad comercial en torno al mar, cuyas riquezas (corales, peces). Aún hoy, la economía de la Gran Azul, vinculada ahora al turismo, sigue siendo el centro de la economía local. Philippe Perfettini, animador del patrimonio de la ciudad de Ajaccio, contará estas historias de aguas esenciales para el desarrollo del territorio.