Pensar/ Clasificar: 50 años del museo, homenaje a Georges Perec
Con motivo de sus cincuenta años, el museo Nicéforo Niépce [1972] propone levantar el velo sobre una dimensión sustraída a la vista del público: en las reservas, la riqueza de sus colecciones. Mostrar todo es imposible, tampoco lo es una selección representativa. Un próximo catálogo describirá la historia y las políticas de adquisición. Así, para hacer sensible a la diversidad y al número, evitar las repeticiones con el recorrido permanente, es a un enfoque divertido y poético de estos espacios, a la manera de Georges Perec, que se invita al público.
Adepto de las clasificaciones, de las listas, de los inventarios, apodado el «taxinomista loco», Perec [1936-1982] interroga e ironiza en su ensayo «Pensar/ Clasificar», esta manía antropológica de querer poner orden en el universo. El ser humano debe clasificar el mundo para entenderlo, para pensarlo. Cada cosa en su lugar, un lugar para cada cosa. Esta gran «manía» está en el corazón mismo de las actividades de los museos. Cualquiera que sea su campo de conocimiento, un museo adquiere, inventario, clase, conserva, transmite, expone.
Desde hace cincuenta años, el museo Nicéforo Niépce lleva a cabo estas misiones. Sin embargo, con una particularidad: su tema, la fotografía.
Un golpe en la nariz.
Porque la fotografía, hija del siglo XIX y de sus revoluciones, lleva en su seno, desde su aparición, una idea fija, una utopía. Creer que se puede, gracias a ella, mostrar todo, y llevar al mundo entero a los museos. Creer que se puede hacer la lectura universal y exacta de las cosas, conservar viva su imagen. Creer que podemos vencer el paso del tiempo, el olvido y la destrucción. Creer también que se puede conocer y comprender mejor el mundo, detallándolo, deconstruyéndolo, auscultándolo en todos sus pliegues y pliegues, de lo infinitamente grande a lo infinitamente pequeño.
La fotografía no ha fallado [?] y las reservas del museo Nicéforo Niépce son prueba de ello. Desde hace dos siglos, la fotografía sirve indudablemente a nuestras obsesiones taxonómicas, individuales o colectivas, ya sean científicas o documentales, amateures o artísticas. La naturaleza de las colecciones del museo y su organización conducen a veces al borde de un vértigo perecquien. El vocabulario listado por el escritor se desglosa también en el lugar de la fotografía: «catalogar, clasificar, clasificar, cortar, enumerar, agrupar, jerarquizar, listar, numerar, ordenar, ordenar, agrupar, distribuir». Luego «subdividir, distribuir, discriminar, caracterizar, marcar, definir, distinguir, oponer, etc». Pero, contrariamente a lo que inducen, ninguna de estas operaciones puede ser objetiva. La neutralidad y la exhaustividad no existen. Siempre hay una cuadrícula de una mirada, opciones previas y una fuera de campo.
Afortunadamente, Perec nos recuerda con humor y humildad que nuestra búsqueda de omnisciencia está condenada al fracaso. Nuestras tentativas de organización del saber a menudo acaban caducadas, y pueden ser «poco más eficaces que la anarquía inicial».
Exposición programada hasta el 25 de septiembre de 2022.