Documental "Canal forever - La historia del canal del Nivernais" dirigido y presentado por Alain Leroy
Construido entre 1784 y 1841, el canal del Nivernais no debía ser, al principio, más que una zanja de la flotación de la madera que unía artificialmente las vertientes del Loira y del Sena entre La Collancelle y La Chaise dans la Nièvre. El proyecto consistía en añadir la explotación de los bosques del Bazois a las del Morvan, que no conseguía ya abastecer de madera a la ciudad de París. En 1786, se decidió convertirlo en un verdadero canal de navegación que iba de Saint-Léger-des-Vignes, en la Nièvre, a Auxerre, en el Yonne, es decir, 174 kilómetros, que se completó en 1841. Dotada de numerosas obras de arte, entre ellas las trincheras de la Collancelle, que fueron excavadas con ahínco por 1200 obreros, entre ellos presos, la vía de agua quedó rápidamente obsoleta. Sus puentes demasiado bajos y sus esclusas de 30 metros de longitud prohibían el paso a los barcos largos. Concurrida por el ferrocarril, que apareció en la primera parte del siglo XIX, la vía de agua pereció hacia 1880 y murió en 1960. El costo de su construcción fue enorme. En 1962, Pierre Zivy, promotor de la navegación en los canales, asistido por Ted Johnson, recorrió esta jungla abandonada. Seducido, hizo retomar la concesión central por el Consejo General de la Nièvre, entonces presidido por François Mitterrand, en 1972. Emergiendo del olvido, el canal se convirtió rápidamente en la joya del turismo fluvial Nivernais. Considerado uno de los más bellos de Europa, este libro atrae cada año a turistas internacionales. Su ruta también hace la felicidad de los amantes de la naturaleza. Gérard Mazière, antiguo esclusa en el canal, y Ted Johnson, pionero del alquiler de barcos en esta vía de agua, nos entregan sus recuerdos.