Un siglo antes de Netflix, el célebre industrial y productor de cine francés Charles Pathé tuvo la intuición de que se podían distribuir obras cinematográficas incluso entre los particulares. En 1922 se lanzó, bajo el nombre de «Pathé-Baby», el primer proyector de consumo que permitía a cada uno proyectar películas en su salón. Un año más tarde, las primeras cámaras portátiles equipadas con bobinas de plata en formato 9,5 mm hacen su aparición en los hogares franceses... A través de una selección de cinco colecciones de películas de esta época y de este formato procedentes de sus fondos, así como de numerosos objetos y documentos, los Archivos departamentales proponen trazar esta formidable aventura visual.
Durante todo el fin de semana, como complemento del recorrido libre en la exposición, se ofrecerán a los visitantes conferencias, visitas guiadas y talleres con demostración de material para descubrir, experimentar y comprender la génesis del cine amateur.