En el marco de su programa de Residencias de artistas, la Fundación de empresa Hermes invita desde 2010 a los artistas plásticos a acceder a conocimientos de excepción en sus manufacturas.

La Cristallerie Saint-Louis ha acogido a ocho creadores durante estos últimos años. Primero invitados a una inmersión de varias semanas junto a los artesanos para comprender el universo extremadamente específico del cristal, cada uno de ellos luego pudo imaginar un proyecto singular, nacido del encuentro entre su propia práctica y las técnicas exigentes de los maestros vidrieros.
La exposición «Sables brûlants», presentada en La Grande Place, museo del cristal Saint-Louis, reúne obras realizadas en este contexto inédito para los artistas. La situación geográfica de la Cristallerie, rodeada de colinas y de los primeros bosques de los Vosgos, tanto como el ambiente único que reina en los talleres alrededor del fuego contribuyen a crear un mundo aparte donde los creadores se permiten nuevas pistas de exploración artística.
Fruto de numerosas experiencias sobre la materia misma, sus innumerables posibilidades, su vocabulario, pero también sobre sus límites, las obras imaginadas por los artistas nos hablan de sus propias obsesiones. Se trata de los misterios del tiempo (Atsunobu Kohira), de los diferentes estados de la luz (DH McNabb), de la historia del arte (Emmanuel Régent), de ecología y de ciencia ficción (Guillaume Dénervaud), de materia y de espacio (Lucia Bru), de un cuerpo en defensa (Marie-Anne Franqueville)de la percepción y materialización de los sonidos (Oliver Beer) o de una historia geológica de la materia (Olivier Severo).
Granos de fantasía que se convierten en estas «arenas ardientes», las obras presentadas en esta exposición han requerido un tiempo de concepción y elaboración importante hasta alcanzar su forma final, al encuentro exacto entre los que mandan a la materia y los que la transfiguran.