La antigua prisión de Pont-l'Évêque fue construida en 1823 por el arquitecto Harou Romain. Es un ejemplo muy raro en Francia de edificio de la administración penitenciaria conservado después de su cierre, la suerte habitualmente reservada es la demolición o una transformación.
El edificio fue destinado al encarcelamiento de detenidos desde su puesta en servicio a finales del primer cuarto del siglo XIX hasta su cierre en 1953, a raíz de un escándalo que salpicó la institución judicial y fue el pretexto de una comedia popular titulada La Joyeuse Prison en la misma década con el actor Michel Simon, y que inmortalizó el lugar. Durante la ocupación, la antigua prisión de Pont-l'Évêque sirvió de lugar de reclusión por delitos comunes, pero también de lugar de tránsito para detenidos detenidos por la autoridad alemana: resistentes, presos políticos... Después de su paso por la prisión de Pont-l'Évêque y su traslado a la prisión de Caen, o a otros lugares hoy desconocidos, algunos detenidos conocerán un destino trágico. Después de un abandono de varias décadas, el edificio es comprado por la ciudad de Pont-l'Évêque a principios de los años 2000; es objeto de una cuidadosa restauración y de una patrimonialización considerada como exitosa, y particularmente rara. A principios del siglo XXI, el estado de conservación del edificio es un raro testimonio de la renovación de la arquitectura carcelaria de principios del siglo XIX. La ciudad de Pont-l'Évêque valora hoy este lugar mediante la organización de visitas comentadas, visitas teatralizadas, eventos temáticos o incluso la apertura a prácticas artísticas. La antigua prisión sirve también de lugar de rodaje para películas o telefilmes.